Sarna: un problema sindémico

Hace escasos días veíamos publicados en varios periódicos de tirada nacional titulares como que la venta de tratamientos contra la sarna se ha triplicado en los últimos años o que la sanidad pública ha detectado una explosión de casos de sarna relacionados con la pandemia. La escabiosis o sarna es una dermatosis causada por un ácaro humano Sarcoptes scabiei var hominis. Numerosos autores han alertado del incremento de su incidencia dentro de las consultas de Atención Primaria, así como en las consultas de Dermatología, creando una situación sindémica, es decir, de coexistencia de epidemias.

El método de transmisión de la infestación es el contacto cutáneo estrecho (entre convivientes por fómites o a través de relaciones sexuales). Las hembras adultas del ácaro cavan túneles dentro de las capas superficiales de la epidermis, una vez en la piel pueden producir entre 40-50 huevos durante un periodo de vida de 7 a 21 días. A partir de los 14 días las larvas eclosionan alcanzando la forma adulta, provocando por tanto síntomas tras 2-5 semanas de latencia. La pobreza, las condiciones de hacinamiento en las viviendas, los espacios mal ventilados, falta de condiciones de higiene y el contacto directo prolongado son los principales factores de riesgo para contraer la enfermedad. Así pues, los expertos relacionan el posible incremento de la incidencia en los últimos años a los confinamientos domiciliarios durante la pandemia ocasionada por el SARS-CoV-2.

Clínicamente, el principal síntoma es un prurito de predominio nocturno de semanas de evolución, que debe hacer sospechar el diagnóstico. A nivel cutáneo las lesiones cutáneas más representativas son los surcos acarinos o intraepidérmicos, los nódulos (en el caso de la sarna nodular) y lesiones secundarias al prurito, como excoriaciones o impetiginización por sobreinfección.

En cuanto al tratamiento de la sarna, se deben aplicar medidas no farmacológicas de higiene y farmacológicas tanto en las personas con la infestación activa como en las personas que convivan en el mismo domicilio, así como aquellos contactos estrechos prolongados en las últimas 6 semanas. Cabe recordar que incluso una vez tratado con éxito puede existir prurito residual durante semanas.

Medidas no farmacológicas:

  • Lavar la ropa personal, de cama y toallas a 60-75ºC, y secarlas con aire caliente.
  • Los objetos no lavables deben introducirse en bolsas de plástico que deben permanecer cerradas herméticamente, sin contacto con el aire ambiente, durante al menos 72 horas.
  • Los acaricidas en polvo o en aerosol se reserva para materiales que no pueden ser lavados ni planchados.

Tratamiento farmacológico:

1. Permetrina tópica: al 5% en crema, se considera el fármaco de primera elección (grado de recomendación A; nivel de evidencia Ib). Es de crucial importancia explicar al paciente y convivientes cómo debe de aplicar el tratamiento para asegurar un adecuado cumplimiento terapéutico y aumentar las posibilidades de curación.
La pauta posológica es una aplicación por la noche tras realizar una ducha, que debe de retirarse a partir de las 8 horas con una nueva ducha, siendo necesario repetir una segunda aplicación a los 7-14 días para eliminar todos los ácaros.
La aplicación ha de realizarse de forma minuciosa, por todo el cuerpo, incluyendo la parte inferior de las uñas, plantas de los pies e ingles, exceptuando su aplicación en cara y mucosas. El cuero cabelludo no suele estar afectado en personas adultas, sin embargo en niños menores de 5 años se recomienda su aplicación por posible presencia del ácaro en dicha localización.
Teóricamente se considera un fármaco seguro para mujeres embarazadas, en lactancia materna y niños mayores de 2 meses. Sin embargo, en 2006 un estudio apuntaba que aún a pesar de que la permetrina esté aprobada para su uso en niños mayores de 2 meses, existía la posibilidad de un riesgo incrementado de leucemia. En mujeres que están realizando lactancia materna, su aplicación tópica sobre los senos podría provocar riesgo de ingestión por parte del lactante. Si bien la ficha técnica del fármaco (AEMPS) indica considerar la posibilidad de interrumpir temporalmente la lactancia o bien aplazar la toma de medicamento mientras la madre está amamantando, en cualquier caso resulta esencial realizar higiene del pecho, de forma escrupulosa, previamente a las tomas.

2. Ivermectina oral: es un antiparasitario alternativo a la permetrina tópica y está considerado como una segunda línea de tratamiento (grado de recomendación A; nivel de evidencia Ib). De acuerdo con con una revisión Cochrane donde se examinaron 22 ensayos clínicos con un total de 2676 pacientes, la permetrina parece tener mayor efectividad y rapidez.
La pauta posológica es una dosis única de 200 mcg/kg de peso. Actualmente existen comercializados en nuestro medio comprimidos de 3 mg, por lo que en la siguiente tabla presentamos la dosis que sería precisa según el peso del paciente. En general, es un medicamento bien tolerado y en caso de persistir infestación se podría repetir a los 7-14 días.

Guía para determinar la dosis en función del peso del paciente para ivermectina.
Tabla extraída de la Ficha técnica de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS)

Se suele recomendar su uso en grandes brotes en instituciones, como residencias de ancianos o centros penitenciarios, donde la terapia tópica es poco práctica o en aquellos casos donde ha habido un fracaso terapéutico con la permetrina tópica. Está contraindicada en mujeres embarazadas por riesgo de teratogenia, en la lactancia materna y niños que pesen menos de 15 kg.

3. Benzoato de bencilo (grado de recomendación C, nivel de evidencia IV): fórmula magistral de: Benzoato de bencilo al 20% (10-25%), emulsión O/W o loción fluida c.s.p. 200 ml.
Se debe realizar su aplicación durante 2 noches consecutivas, y repetir la aplicación a los 7 días. Se podría seguir repitiendo dicha pauta hasta la curación. Se considera un tratamiento de tercera línea, y su uso está limitado por la irritación local que puede producir. Su bajo coste, hace que en muchas ocasiones sea la primera opción en países en vías de desarrollo.

4. Azufre precipitado (grado de recomendación A, nivel de evidencia Ib): fórmula magistral de: Azufre precipitado 5-10%, emulsión O/W o loción fluida c.s.p. 200 ml.
Se debe proceder a su aplicación durante 3 noches consecutivas, y se debe lavar a las 24 horas de aplicarse. Se usa principalmente en neonatos de menos de 2 meses y mujeres embarazadas. Su uso es limitado porque suele causar irritación, es de olor desagradable y colorea la piel.

Otros tratamientos descritos:

Malatión en loción al 0.5% (grado de recomendación C; nivel de evidencia IV): se realiza su aplicación una sola vez por la noche, se lava a las 8-12 horas, y se debe repetir a los 7 días.

Crotamitón al 10%: el régimen de tratamiento no está estandarizado. Se debería realizar su aplicación 2 noches consecutivas y lavado al día siguiente, pudiéndose repetir a los 7-10 días. Podría ser una alternativa en niños por su baja toxicidad pero la eficacia es limitada y es necesario aplicar varios ciclos para control de la infestación.

Lindano al 1%: se ha dejado de utilizar por riesgo de absorción sistémica y neurotoxicidad, dado que puede provocar convulsiones y muerte, especialmente en niños y ancianos. La FDA no lo ha aprobado, y muchos países lo han retirado del mercado.

LVC, JRG
Grup del Medicament

Créditos imagen: Pch Vector vía Freepik.es

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