
Llama la atención que el comité asesor de la FDA había rechazado, de forma unánime, su aprobación en anteriores ocasiones, argumentando que el beneficio del nuevo medicamento era escaso (un 10% mejor que el placebo) y sus potenciales efectos secundarios preocupantes (hipertensión y síncope). Estas decisiones fueron seguidas de una extensa campaña del laboratorio fabricante a diferentes niveles, desde acusar al organismo regulador de sexista por aprobar medicamentos para la disfunción sexual del varón (sildenafilo y similares) pero no para las mujeres, crear un lobby de presión para influir sobre el Congreso estadounidense, y utilizar los testimonios individuales de algunas mujeres afectas de este nuevo problema de salud (la falta de libido), apoyados financieramente, como no, por el laboratorio fabricante del producto. Con esta elaborada estrategia el laboratorio fabricante seguramente no llevó a cabo ninguna acción ilegal, aunque sin duda poco ética, pero la ética suele ser secundaria cuando se trata de conseguir beneficios, aunque sea a costa de inventar enfermedades.
Todo este proceso recuerda una serie de televisión que actualmente se emite España en la que sedescribe una trama organizada, en este caso claramente criminal, cuyo objetivo es conseguir la aprobación a toda costa de… la “Viagra femenina”, por parte de un imaginario Ministerio de Sanidad español.
Al margen de las coincidencias, hagamos votos porque que la agencia reguladora europea, la EMA, no apruebe el medicamento en nuestro medio, aunque es previsible que claudique ante las presiones del laboratorio envalentonado ante el éxito americano. En ese caso, esperemos que el Ministerio de Sanidad español no pierda el juicio y no financie el nuevo producto.
Acto seguido: las visitas en los pasillos, las separatas, las sesiones clínicas, las comidas de trabajo, los talleres, los simposios, las reuniones y declaraciones de los expertos…