Cada vez está más cuestionando el uso de complejos vitamínicos en enfermedades crónicas y en el embarazo (1,2,3). Haciéndonos eco de estas publicaciones, nos parece importante subscribir (y contribuir a mantener) el principio universal de prescripción prudente y razonada. Muchas veces más no es mejor.

Actualmente, muchas mujeres embarazadas, sin patología de base, son suplementadas con ácido fólico, hierro, yodo, vitaminas A y D de manera rutinaria en forma de complejos vitamínicos.
Tras revisar el tema, hemos considerado de interés comentar lo siguiente:
-Ácido fólico:
Según una revisión de la Cochrane de 2013 la suplementación con acido fólico durante 3 meses antes del embarazo (4 mgr en mujeres que han tenido recién nacidos con defecto tubo neural, son obesas, tienen diabetes o epilepsia, y 0,4 mgr en el resto de mujeres ) y hasta la semana 12, parece prevenir en los estudios realizados los defectos del tubo neural. No ocurre lo mismo en la prevención del feto pequeño, partos prematuros o anemia postnatal. El balance beneficio riesgo es favorable a la suplementación pues los estudios no reconocen efectos secundarios graves en su administración y el balance beneficio-riesgo se inclina a favor del primero.
-Hierro:
La suplementación con hierrono debería ser rutinaria. Durante el embarazo se produce una anemia dilucional fisiológica necesaria para el aporte adecuado de fluidos al feto. Los niveles deficitarios de hierro durante el embarazo se asocian a riesgo aumentado de embarazo pretérmino y es un importante problema de salud principalmente cuanto más pobre es la mujer y el país donde vive. Pero los niveles altos de hemoglobina, hematocrito y ferritina se asocian a aumento de la frecuencia de bajo peso en el recién nacido, de embarazo prematuro, de riesgo de preclampsia y de diabetes gestacional. En las analíticas de control a la embarazada, si la mujer no tiene menos de 11 g/dL de hemoglobina en 1º y 2º trimestre o menos de 10,5 en el 3er trimestre, el aporte indiscriminado de hierro puede ser perjudicial. Hay que cerciorarse de que la anemia sea debida a una ferropenia para prescribir el suplemento de hierro. En este caso el balance beneficio-riesgo de la suplementación con hierro en el embarazo podría ser perjudicial si no esta correctamente indicado.
-Yodo:
La suplementación con yodono debe ser rutinaria (tampoco en nuestra zona). Los estudios indican que España ha mejorado la ingesta de yodo gracias a la mejora de la alimentación y que la suplementación con iodo no demuestra beneficio en la disminución de las enfermedades asociadas al déficit: retraso mental, cretinismo. Hay que preguntar sobre la ingesta de lácteos y sal yodada a la embarazada antes de implementar. Con una ingesta de 3 raciones de leche y derivados y 2g de sal yodada se obtiene el yodo necesario. Se debería aconsejar estas ingestas pues son medidas universales que han demostrado una mejora de la ingesta natural de iodo en nuestro país. Esta ingesta natural evita los efectos secundarios debido al exceso de yodo en la dieta: hipotiroidismo e hipotiroidismo congénito.
–Vitamina A y D:
En cuanto a los suplementos de vitamina A, D presentes en los complejos polivitamínicos, se deben evitar suplementos de vitamina A superiores a 700mcg/día porque pueden ser teratogénos y evitar consumir hígado y productos derivados de éste. No existe evidencia del beneficio de la suplementación con vitamina D a toda la población embarazada pero sí asegurar que tengan una ingesta de, al menos, 600UI/día (que se puede obtener por ejemplo con dos tazas de leche, una lata de sardinas y un poco de queso, o simplemente con unos 100 gramos de salmón).
En cuanto a los suplementos de vitamina A, D presentes en los complejos polivitamínicos, se deben evitar suplementos de vitamina A superiores a 700mcg/día porque pueden ser teratogénos y evitar consumir hígado y productos derivados de éste. No existe evidencia del beneficio de la suplementación con vitamina D a toda la población embarazada pero sí asegurar que tengan una ingesta de, al menos, 600UI/día (que se puede obtener por ejemplo con dos tazas de leche, una lata de sardinas y un poco de queso, o simplemente con unos 100 gramos de salmón).
Por lo tanto, creemos que la suplementación debe ser individualizada en cada embarazada tras una buena anamnesis, exploración y durante los controles habituales del embarazo y, si hay ocasión en la visita preconcepcional (probablemente sea la consulta más importante de la asistencia al embarazo). Las vitaminas son medicamentos cuyo balance beneficio-riesgo debe ser evaluado.
Bibliografia:
- Collaborative Group on Drug Use in Pregnancy (C.G.D.U.P) Medication during pregnancy: an intercontinental cooperative study. Int J Gynaecol Obstet 1992;39:185-96.
- Lassi Z, Salam R, Haider B, Bhutta Z. Suplementos de ácido fólico durante el embarazo para los resultados del embarazo y de la salud materna. Cochrane Database of Systematic Reviews 2013 Issue 3.
- Steer S, Alam MA; Wadsworth J, Welch A. Relation between maternal haemoglobin concentration and birth weight in different ethnic groups. BMJ 1995;310:489.
- Scholl T. Iron status during pregnancy: setting the stage for mother and pregnancy. AM J Clin Nutr 2005; 81: 1218S-1222S.
- Pena-Rosas JP, Viteri FE. Efectos de la suplementación de rutina con hierro oral con o sin ácido fólico durante el embarazo. Inf Ter Sist Nac Salud 2010; 34: 117-128.
- Anónimo. Suplementación con yodo y ácido fólico durante el embarazo y la lactancia: resumen y recomendaciones. Osakidetza. Taller. Bilbao 30 de octubre de 2012.
- Pallás Alonso, CR. Suplementos de yodo en la gestación y la lactancia. En Recomendaciones PrevInfad / PAPPS [en línea]. Actualizado mayo 2014.