
Sin embargo pocas veces aparece una entrada en la blogosfera sanitaria española con tanta calidad, profundidad y capaz de generar tanta emoción como la que sentimos varios compañeros de este Grupo hace unos días al leer la entrada “La muerte siempre llega demasiado pronto” que Abel Novoa ha escrito en el blog de la plataforma Nogracias.com “Decrecimiento y Posmedicina. Desinvertir en sanidad para reinvertir en salud y equidad” con la finalidad de animar las Jornadas de Nogracias, Farmacritics y ReCIPS que tendrán lugar los próximos 26 y 27 de octubre del presente año en Murcia.
Abel Novoa toma como referencia algunas citas de Daniel Callahan que allá por el año 1986 hablaba ya sobre los fines y límites de la medicina. Los interesados deben acudir directamente al blog de Abel, ya que suyo es el mérito, pero nosotros sólo quisiéramos destacar una de las frases que a nuestro entender mejor resumen la línea de pensamiento sobre los límites de la medicina:
¿Tiene sentido que no haya recursos para atender la soledad, el aislamiento social o las necesidades más básicas de muchos ancianos cuando están en sus depauperados domicilios y no sea un problema utilizar las últimas innovaciones tecnológicas durante sus ingresos en la UCI o los más novedosos tratamientos quimioterápicos cuando son diagnosticados de cánceres a los 80 años?
Ni el medicamento ni toda la tecnología sanitaria aplicada a las personas son lo más importante en ciertas etapas de la vida. No hace falta acudir a los artículos científicos de la serie “More is Less” de la revista Archives of Internal Medicine para intuir que en la vejez el exceso de medicamentos puede ser más perjudicial que beneficioso.
A modo de corolario nos permitimos añadir una cita de la novela “La Montaña Mágica” de Thomas Mann en donde uno de los personajes de la novela, ingresado en el sanatorio para tuberculosos de Davos-Platz, en las etapas finales de su enfermedad dilapida el patrimonio familiar por el consumo compulsivo de oxígeno en lugar de aceptar la inevitabilidad e inminencia de su muerte:
Danza macabra
“Poco tiempo después de Navidad murió el «perfecto caballero»…
Era un milagro —decía ella— que el gentilhombre hubiese logrado resistir hasta los días de fiesta. Desde hacía largo tiempo había mostrado mucha resistencia, pero nadie podía explicarse por qué medios había conseguido respirar durante los últimos tiempos. Es verdad que, desde hacía muchos días, no se había sostenido más que gracias a prodigiosas cantidades de oxígeno; sólo en el día anterior consumió cuarenta balones a seis francos el balón. Eso había costado caro, como los señores podían comprender, y era preciso además considerar que su mujer, en los brazos de la cual había muerto, se quedaba sin recursos.
Joachim censuró ese gasto. ¿Para qué aquella prolongación costosa y artificial del sufrimiento en un caso completamente desesperado? No se podía reprochar a ese hombre el haber absorbido ciegamente ese gas vivificante y precioso que le habían administrado, pero los que le trataban debían de haberse mostrado más razonables y, de buen o mal grado, dejarle seguir su camino en semejantes circunstancias. ¿No tenían también algún derecho los vivos? Y siguió hablando en este tono.”
PD: Esperamos que las jornadas de Nogracias sean todo un éxito.
Gracias mil por la reseña, los enlaces a las Jornadas y las esperanzasAbel Novoa